miércoles, 4 de febrero de 2015

El desarrollo del Niño y Entorno . III. Hitos del Desarrollo.


III. Los hitos del desarrollo.

1.El cerebro:
      Los cambios en la capacidad y competencia ejecutiva parecen tener una estrecha relación con los procesos madurativos de la CORTEZA PREFRONTAL (CPF).
       El dilatado periodo de maduración de la CPF. permite que la interacción del niño con su entorno moldee las redes neuronales que sustentan el funcionamiento ejecutivo.
       Las regiones frontales son las que maduran más tardíamente, no hasta el final de la adolescencia.
       La CPF. está muy desarrollada en los humanos.
       El hemisferio derecho (emocional) madura más precozmente que el izquierdo (verbal) y es dominante a los 3 años.
Especializada:
       Hemisferio Izquierdo: Generación del Lenguaje (Área de Broca/Vernicke)
       Hemisferio Derecho: Regulación de la Atención, Conducta y Emoción.
La CPF está ampliamente interconectada con el resto del cerebro facilitando: la generación del pensamiento, la búsqueda de respuestas, la toma de  decisiones inteligentes, perspicaces y la capacidad de juicio. (4,5)


2. La Sonrisa.
La sonrisa es el primer contacto voluntario que efectúa el lactante con su entorno en respuesta en general a la voz o la figura de la madre. A los dos meses el rostro de la madre funciona como estímulo para iniciar una interacción para la instauración de intercambios mas complejos en el futuro. La sonrisa frecuente ante estímulos no sociales puede representar una cualidad temperamental especial de modo que aquellos niños que no reaccionan con llanto ante estímulos auditivos o visuales se comportan de una forma más sociable a los 2 años.
3. Funciones ejecutivas. El Autocontrol.
Las funciones ejecutivas implican el desarrollo de una serie de capacidades cognitivas que permiten al niño:
1. Mantener la información recibida, manipularla y actuar en función de ella.
2. Autorregular su conducta logrando actuar de forma reflexiva y no impulsiva.
3. Adaptar su comportamiento a los cambios que se produzcan en su entorno. (4).
Durante los primeros años de vida el niño antes que actuar “reacciona”, es con el tiempo como el proceso madurativo cerebral en particular de la Corteza Prefrontal (CPF) hace que ese impulso sea modulado mejorando el autocontrol y la relación con el entorno. Las funciones ejecutivas alcanzan el nivel adulto durante la adolescencia en la  2ª década de la vida; por otra parte el dilatado proceso de maduración de la Corteza Prefrontal permite que la interacción del niño con su entorno moldee las redes neuronales que sustentan el funcionamiento ejecutivo.
 El autocontrol es fundamental para el desarrollo futuro de las competencias académicas y sociales. Los niños pequeños que tienen un control limitado sobre sus impulsos, y la evaluación o calibración de las demandas que se presentan a lo largo de su vida tienen un riesgo mayor de presentar dificultades académicas y problemas conductuales en el futuro.
Es clave para el desarrollo de un correcto control inhibitorio sobre las respuestas a determinados estímulos o situaciones lo que se conoce con el nombre de Memoria de Trabajo que consiste en la capacidad que el niño tiene para recuperar la información adquirida en el pasado reciente y su utilización de forma adecuada en la tarea actual. De la integridad de sus componentes verbales y viso-espaciales depende el adecuado funcionamiento de muchos procesos cognitivos.
El ejemplo clásico es la tarea “A no B (5), a un bebé se le esconde un juguete detrás de una pantalla A siempre bajo su mirada. El niño encuentra el juguete en su posición A. Después de repetirlo varias veces se esconde el juguete en B y se entretiene unos segundos al niño, si el tiempo es muy corto encontrará el juguete en B, pero si el tiempo de entretenimiento es más largo volverá buscarlo en la posición A. (4)
Los niños/as a partir de los 7 meses son capaces de recordar con mayor tiempo de latencia la posición del juguete. A medida que tiene más edad el tiempo de recuerdo es mayor.
El aumento del Autocontrol se sustenta en el desarrollo de sus habilidades lingüísticas mas evidentes a partir del 3er año de vida en que el vocabulario alcanza desde 500 a  900 palabras y son capaces de seguir algunas instrucciones aunque es hacia los 4 años cuando son capaces de inhibir su conducta en respuesta a demandas externas y manteniendo su atención sobre los aspectos relevantes del entorno. Es así como van adquiriendo las habilidades necesarias para un funcionamiento adecuado en el entorno escolar. (6)
4. Entender lo que está bien y está mal.
Hacia los dos años los niños cuando ejecutan alguna acción que previamente se le ha prohibido parecen mostrarse expectantes ante la reacción de los mayores, buscan su mirada y pueden mostrarse con expresión de miedo o desasosiego. Esta reacción se debe a la experiencia previa. Cuando se le regaña por primera vez, el niño se ve sorprendido por la situación ya que no es capaz de ligar la acción con la reacción del adulto. El inferir una posible causa o un efecto es vital para concluir lo que es correcto o incorrecto. El niño de dos años debe ser capar de comprender el estado de otros, ser capaz de consolar o entender que su acción puede causar daños a otros (6). Maya Picasso la hija de Dora Maar y Picasso tenía dos años cuando el malagueño pintaba en París el Guernica y recuerda que gritaba ¡mamá, mamá! cuando veía el rostro angustiado de la mujer del cuadro (que era el retrato de su madre).
De todos modos el niño pequeño se enfrenta a múltiples pruebas en las que carece de experiencia con lo que explora y ejecuta actividades que pueden ser lesivas para él o para otros. El niño pequeño se rige por una forma de pensamiento “preoperacional” y no con el pensamiento abstracto propio de los niños mayores y adolescentes por lo cual tenemos que expresar con claridad lo que queremos que haga o no haga. Pej. Si la madre le dice “no te subas ahí arriba que te puedes hacer daño” quizás el niño comprenda que no puede subirse a la escalera de mano, pero la observación no podrá impedir que el niño intente subirse a la mesa de la cocina o a otra altura peligrosa con gran disgusto de la madre. Lo que para el adulto es evidente (Altura=caída= daño) para el niño no existe una relación entre un acontecimiento y el otro. Además el niño pensaría “¿si no quiero lastimarme porque me voy a lastimar? (7).
Por ello los padres deben de dar normas concretas, explícitas y específicas -algo de lo que hablaremos más adelante- y ¡repetirlas muchas veces!
5. La conducta. El temperamento y su relación con el entorno.
Uno de los problemas que preocupan a los padres es la dificultad en la crianza de los hijos pequeños y el miedo a las lesiones y enfermedades. Los padres desconocen y se angustian ante los comportamientos que pueden tener los niños pequeños; es pues clave definir la normalidad de esas conductas y educar a los padres en la resolución de los conflictos más frecuentes en el desarrollo de sus hijos/as.
Para un desarrollo conductual adecuado es necesario tener en cuenta el Temperamento (el como de la conducta), la motivación (el porqué de la conducta) y la competencia (el “que cosa” de la conducta (7)

5.1.El Temperamento: El “como” de la conducta
El temperamento se define como un estilo individual de conducta cuando interactúa con el medio.
Podemos describir las características del temperamento según los siguientes parámetros:
1. Nivel de actividad: Es el componente motor que existe sobre la función y proporción diurna entre periodos activos e inactivos.
2. Ritmo: Grado de previsión y ritmo posibles de una función determinada (sueño, hambre, eliminación). 
3. Enfoque inicial-supresión: Tipo de respuestas del sueño a un estímulo nuevo o alterado.
4. Adaptabilidad: Tipo de respuestas a situaciones nuevas o alteradas en relación con la facilidad con la cual se modifican en una dirección determinada.
5. Intensidad de reacción: El nivel o grado de respuesta (energía) del niño independiente de su dirección (positiva o negativa).
6. Umbral de capacidad de respuesta: El grado de estimulación necesario para provocar una respuesta.
7. Calidad del humor: El grado de conducta amistosa, alegre y agradable en contraste con una conducta molesta, hostil o llorona.
8. Facilidad para distraerse: La facilidad con que el niño puede desviarse de la actividad que está efectuando por estímulos extraños.
9. Duración de la atención: Tiempo durante el cual el niño puede proseguir con una actividad determinada.
10. Persistencia: Continuación de una actividad en presencia de obstáculos para que siga efectuándola.
Siguiendo estas características podíamos encontrarnos con cuatro grupos de niños.
a. Niño difícil (10 %) con ritmo irregular, intensidad elevada, humor negativo, lentitud en el enfoque y adaptabilidad pobre.
b. Niño fácil (40 %): Ritmo regular, intensidad adecuada a la acción, humor positivo, enfoque adecuado, buena adaptabilidad.
c. Niño que “entra en calor lentamente” (15 %): Actividad lenta, enfoque positivo, muy adaptable e intensidad ligera.
d. Niños con características mezcladas sin la precisión de los anteriores grupos (35%) (8)
La aparición de problemas en la conducta de los niños no depende tanto de su temperamento como de la interacción con el medio familiar o social. La presencia de una familia cohesionada, tranquila, que permanece con los hijos e interactúa con ellos mostrándoles cariño y dedicación pero también enseñándolos con normas adecuadas y estableciendo límites a sus deseos y conductas facilitará una convivencia fructífera; por otro lado la desestructuración familiar, pobreza y desarraigo, enfermedad y vinculación pobre facilitará la aparición de graves problemas adaptativos en el niño/a.
Cuando hablamos de que un niño tiene una condición negativa a veces no tenemos siempre en cuenta que esa conducta puede ser a su vez positiva en otro contexto: Los niños persistentes siguen con tareas como efectuar un puzzle hasta terminarlo y los padres estarán orgullosos de esa cualidad, pero ese mismo niño mostrará la misma perseverancia en jugar con un enchufe u otro objeto peligroso lo cual sería considerado por los padres desobediencia porque insiste en su conducta peligrosa.
5.2.La motivación (el porqué de la conducta):
Piaget decía que los niños actuan sobre el ambiente para aprender, en lugar de ser receptores pasivos de información, es decir aprenden “por experiencia” y esto sugiere que el niño desea hacer cosas sean o no fisicamente capaces de ello. Esta tendencia imitativa y el deseo de ser autónomos les conduce a veces a situaciones con  riesgo de lesiones.
Cuando los niños imitan conductas positivas como evacuar en el retrete, compartir juguetes, sentarse a la mesa, los padres se sienten complacidos pero del mismo modo puede adoptar conductas peligrosas. La TV con sus contenidos violentos parecen actuar en el niño como incitador de conductas violentes pero también desarrollan “indiferencia” hacia la violencia con lo que se pierde ese sentimiento solidario cuando aquella ocurre.
En las familias con deficit emocional, los niños sujetos a situaciones de tensión pueden estar motivados para autolesionarse como una conducta autodestructiva ; la falta de preocupación por su cuerpo y la baja autoestima le llevan a efectuar acciones peligrosas y es probable que esta conducta sea un modo de llamar la atención de sus padres o compañeros.
5.3. Competencia: El “qué cosa” de la conducta.
Las capacidades o habilidades del niño: motoras (gruesas y finas), el lenguaje, cognoscitivas y socioemocionales evolucionan y cambian con la edad.
Como dijimos antes el mundo del niño preescolar cambia debido a un progresivo desarrollo de sus habilidades pero se interpreta a través del pensamiento preoperacional que es simbólico y le permite interactuar con el medio, pero  es MÁGICO, ILÓGICO Y EGOCÉNTRICO: los niños pequeños piensan que lo que ven en la TV incluidos los dibujos animados son hechos reales.
El Egocentrismo significa que los niños ven el mundo desde su propio punto de vista, sus opciones y deseos ejercen intensa influencia sobre su conducta; no responden fácilmente a las prohibiciones de sus padres: cuando le dicen que si tira piedras puede lastimar a alguien piensan que como no se plantean lastimar a alguien eso no sucederá. Este pensamiento mágico-egocéntrico le impide alcanzar la plena empatía (tomar el lugar del otro.
Insistiremos de nuevo en que los padres deben de dar instrucciones precisas y claras a sus hijos/as y repetirlas a menudo y pensar que decir muchas veces “NO” hace que pierda eficacia.
6. El lenguaje
El niño entrena su lenguaje futuro con la aparición del  “gorgeo” un pre-lenguaje que consiste en la repetición de sonidos musicales de vocales abiertas y que puede estar suficientemente establecido entre las 4 a 6 semanas, luego siguen sonidos bilabiales como bi-bi o br-br. A los 5 meses aparece la risa y a los 6-8 meses aparecen balbuceos polisilábicos repitiendo la misma sílaba “papapapapa…”, “tatatatata…” y al año ya utilizan una o dos  palabras además de papá y mamá.
De los 18 a los 20 meses el niño usa un mínimo de 20 palabras. Al comienzo del 2º año los niños utilizan una jerga que no repite las sílabas como anteriormente si no que usa distintas sílabas con distintas inflexiones a veces difíciles de entender: “gagamamipapigamama…”, exploran así los patrones de inflexión del habla que llamamos prosodia (9).

A los 24 meses forma frases de dos palabra “quiero pan”
A los 3 años tiene un vocabulario entre 600 y 900 palabras.
Los animales poseen un lenguaje limitado pero ese lenguaje no ha evolucionado; con algunos primates (chimpancés) se ha conseguido con mucho entrenamiento que aprendan a expresarse en el lenguaje de los signos para sordomudos y las llegaron a utilizar con sentido para una determinada finalidad como pedir una llave para abrir una puerta,  pero a pesar de la consecución de estas habilidades no se explica como a lo largo de toda su evolución los chimpancés no hayan aprendido a hablar. No hay ningún animal que sepa señalar un objeto cosa que hace un niño de pocos meses, con ese gesto el niño establece una referencia comunicativa a un objeto. Según Piaget el niño recién nacido que vive en un mundo de escenas móviles, donde las cosas no tienen aun consistencia, ha de construirse a si mismo y al mundo lenta e incansablemente. El niño es un genio del lenguaje y su habilidad para aprender es tan prodigiosa que Chomsky, Fodor y otros piensan que el ser humano nace sabiendo ya las estructuras básicas de un idioma universal que el ambiente lingüístico completará y determinará (10).
Sin embargo no sabemos si el significado que le da el niño a las palabras es el mismo que el que le damos los adultos.
Lo fantástico es que el niño puede relacionar una palabra con otras cosas que no se le han nominado. P.ej. el niño conoce la palabra pelota y señala la Luna y dice “pelota”. ¿Infiere que como es redonda se parece a la pelota?, sin embargo puede referirse como pelota a otros objetos que no se le parecen. El niño, que ha tenido que adivinar lo que nosotros le decimos, cuando comienza a hablar somos nosotros los que tenemos que adivinarle a él. Como dice José Antonio Marina con humor “Es posible que nos considere bastante torpes al comprobar que no comprendemos lo que nos comunica de manera tan clara” Siguiendo con Marina, este  afirma que el bebé es crédulo y adivino: crédulo porque acepta a pies puntillas todo lo que la madre le dice tiene un significado aunque él todavía no lo entienda y esta es una condición innata , el a priori de la significación, porque ¿como podríamos enseñarle al bebé que lo que le decimos tiene que aprenderlo, comprenderlo y usarlo?  Habría que inventar un lenguaje nuevo para enseñar el lenguaje y así sucesivamente; es adivino porque hace falta serlo para entender lo que un adulto dice. Pongámonos en el caso de un niño: Estoy en el Kalahari con un nativo, yo no entiendo su lengua ni él la mía, de pronto un conejo sale corriendo y el nativo dice algo asi como “gnuka”. ¿Qué ha querido decir con esa palabra ¿conejo?, ¿Cómo corre?, ¡qué susto!, ¡comida! ¡mira! Pues esta endiablada operación de adivinar, hacer hipótesis, corregir etc es lo que hace con soltura un niño a partir del año de edad. Deberíamos de sentir complejo de inferioridad. (10)


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