http://gananci.com/como-publicar-un-libro/![Resultado de imagen de libro](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_uTF9rcM90qebQ-jfXvgx9EZFvknryepbBG_83cf00NV3yl8TinYimHM4l5MIvk7Ilf6_x0COv8YdvEWy6io3lmT5E1fJ6uwv1t_SC1_LvHcVrCBQMaPQqs2EhU7MdD2-eh3A_QReaJTF46jQ=s0-d)
OTRO DESCENSO A LOS INFIERNOS: ¿Un mundo sin libros?
“En el centro danés no se usan libros.
Ninguno”
Según la religión cristiana el castigo del infierno (que al
parecer han hecho desaparecer recientemente, vaya por Dios) era irreversible y
los padecimientos infinitos en tiempo y crueldad; el último pecado mortal
previo a la muerte te condenaba al infinito castigo. Yo de niño le tenía mucho
miedo al infierno pero a pesar de ello, cuando me olvidaba de su ominosa
presencia, hacía las trastadas que correspondían con toda la inconsciencia
propia de la edad. Se dice que gracias a que olvidamos somos capaces de
seguir adelante, no pensamos en el infierno ni en la muerte ni en el pecado
mortal, así somos capaces de disfrutar del presente y de ilusionarnos con el
futuro. Eso es bueno, muy bueno ¿o no?
Pues pensándolo un poco la cosa no está tan clara. Es bueno
liquidar malas experiencias, limpiar nuestras conciencias de culpabilidades
autoatribuídas, pero hay algo que el ser humano no puede olvidar y es la
historia colectiva, la historia del mundo, de donde procedemos, que hemos hecho
y como lo hemos hecho para llegar a donde estamos y a ser como somos. Claro y
ahí están los libros, en donde gente diversa deposita su saber, sus
investigaciones, sus relatos, sus
fantasías… de modo que podamos informarnos, estudiar, aprender más o menos sesudamente lo que aconteció,
acontece y lo que se supone acontecerá (esta última a modo de adivinanza).
Hoy disponemos de medios tan exultantes, tan saturados de
presente, que nos cuentan pormenorizadamente cosas sobre todo lo que “parece”
que sucede y lo hacen de un modo tan rápidamente cambiante que obviamente
nuestra memoria flaquea y no nos quedamos con nada, o solo lo de ayer, en una
aproximación a lo que se llama memoria de pez. La multiplicidad de
informaciones (aferencias) saturan nuestra capacidad de asimilación, se produce
una fatiga que hace que en un momento determinado ya no atendamos a lo que se nos
está diciendo, igual que el músculo al ser exigido termina bloqueado y el
atleta cae sin poder dar un paso más. El auto-bloqueo nos libera momentáneamente,
nos obliga al reposo, pero eso no es lo peor si no que la ingente información
que recibimos nos exige una capacidad crítica de la que carecemos (al menos
para una gran parte de materias o informaciones). Sí podemos tener mayor
capacidad crítica para temas relacionados con nuestra profesión p.ej y cuando examinamos las informaciones de las
redes sobre los temas que “dominamos” nos damos cuenta de la cantidad de errores
que la información contiene ergo eso va a pasar con otras informaciones que
nosotros no somos capaces de evaluar. Ello nos hace víctimas de informaciones
que muchas veces son inventos revestidos de pseudociencia o directamente
falsas.
Leía que un colegio español y otro danés tienen métodos
similares de enseñanza que difieren substancialmente de los estándares
habituales y que son básicamente de trabajo en grupos pequeños pero aulas
enormes, varios profesores, crear sentido crítico etc. Todo muy apasionante y
que ilusiona a los que pensamos que la enseñanza necesita un revolcón, pero
(siempre hay un pero) leí, ¡oh cielos! Que NO HAY LIBROS. Espero que esto
que dice uno de los subtítulos sea un
lapsus del periodista pero en el artículo no se aclara. http://politica.elpais.com/politica/2017/03/31/actualidad/1490985417_565592.html
Con todos los respetos y abundando en lo dicho anteriormente
entre la cultura del engaño (posverdad -vaya palabreja) y la locura
incontinente de las redes sociales si se camina hacia que en los colegios no
haya libros (y me refiero a libros en toda le extensión actual, en papel,
electrónico etc) apaga y vámonos. Cerca de la mitad de los españoles no ha
leído un libro en el último año y un porcentaje no especificado se jacta de
ello además. Quizá la burricie sea el futuro.
Epílogo.
Dice Emilio Lledó: “Tengo
serias dudas de que el progreso de nuestro todavía balbuceante sistema
educativo tenga que ver con la cantidad de ordenadores que almacenen, por
pupitre, nuestros alumnos en las escuelas. Los dedos infantiles y adolescentes
tienen que tocar, pero no solo ni principalmente teclados, tienen que tocar las
cosas, pasar páginas, mover fichas, garabatear renglones, pensar y soñar con
las palabras, oír a los maestros, hablar, mirar, jugar y leer, crear y dudar”.
Pues eso.
Emilio Lledó. Los libros y la libertad. RBA Ensayo. 2015¿SIN LIBROS?
No veo una sociedad sin libros. Libros eran las tabletas asirias, los rollos de papiro, el Talmud, el Coran, la biblia de Guttemberg... Y también la Enciclopedia Espasa. Pero Wikipedia también es un libro (o muchos). Una cosa es el soporte y otra los textos.
ResponderEliminarLos crios leen (y escriben) hoy más que nunca, aunque sean WhatsApps. Y yo soy "de Letras"...