( J.L. Iglesias Diz) Fútbol: Acrílico sobre tabla. 40 x 40 cm. 2010.
¿QUE HACE EL FÚTBOL POR MIS HIJOS?
El futbol es el deporte rey, nadie lo discute, es el deporte
que más dinero maneja, nadie lo pone en duda, es un deporte de pasión así lo
piensan los aficionados, es un juego de equipo todos para todos, así lo repiten
jugadores y entrenadores. Es un deporte de masas sea lo que sea lo que esto signifique. De acuerdo pero: ¿con que cosas estupendas contribuye a la educación de nuestros
hijos?
Entiendo que lo bueno es que los chicos y chicas pueden a través de su práctica hacer ejercicio, pueden aprender a sufrir (es un deporte duro) y a ser
solidarios: entregar el balón al mejor situado en vez de tirar a gol es un
ejercicio de juego de equipo, practicidad y solidaridad.
Ahora bien ¿es esto lo que vemos constantemente cuando se
habla de fútbol? Hace poco un espectáculo patético de padres peleándose en un
partido entre sus retoños, me inspiró para escribir el presente texto y me hice
la pregunta: ¿lo que el futbol profesional y lo que lo rodea (directivos, prensa, tv etc) aportan es en general bueno para la formación
de los más pequeños?
Veamos esas virtudes: Los jugadores excepcionalmente
reconocen sus errores ante el juez árbitro, habitualmente intentan engañarlo,
se “tiran a la piscina”, simulan agresiones, cuando reciben una falta, a veces inexistente, caen (o
se tiran) y se retuercen en el suelo como si los hubiese atropellado un autobús,
insultan a los contrarios para incitarlos a respuestas agresivas y asi sean castigadas por el árbitro, patean al contrario para evitar su ataque en ventaja
y escupen constantemente. Todo esto es habitual y está normalizado, Hace poco leía sobre un hecho curioso: un jugador interpeló al árbitro que había pitado una falta a su favor, diciéndole
que se había equivocado, ¡que no había tal falta! Nadie entendió al jugador y
se enfadaron con él, supongo que el árbitro no lo tomaría en serio. Esto es tan
excepcional que aquello sonó a “crimen” venía a decir: ¿¡a quién se le ocurre
decir la verdad!? Es tremendo, está interiorizado que lo “normal” es engañar,
sin embargo si los jugadores hicieran lo que hizo ese jugador no habría las “injusticias” que habitualmente
ocurren en un campo, lesiones que no son, faltas que no son, goles que no son,
penaltis que no son, victorias que no son… Claro que de ese continuo
(propiciado) malentendido viven también
los medios de comunicación con sus sesgos, su parcialidad, sus mentiras y su
forofismo que es una especie de ceguera para admitir los méritos del contrario.
De hecho los periodistas se asombran y ponen como noticia ejemplar cuando dos
aficiones se hacen fotos juntas y no se matan a botellazos y destrozan
mobilario urbano o se citan para pelearse hasta incluso matar a alguno de
ellos. Duele pensar que se atribuya al futbol la condición de
deporte que enseña, se entiende que debería enseñar aspectos positivos: vigor,
emoción, compañerismo, lealtad, sacrificio, solidaridad ¿es este su mensaje?
Tampoco los directivos de clubes ayudan, algunos de ellos tienen comportamientos (por fortuna ya menos) tabernarios, quisquillosos y
soberbios.
En fin al final están los espectadores que de ciudadanos
corrientes, humanos y simpáticos se convierten en la hora del partido en fieras
indomables, agresivas, insultantes, xenófobas y racistas, un modelo que se
expone de manera obscena y que los chicos y chicas contemplan constantemente.
Después del partido, después de liberar la bilis exigiremos a los niños y adolescentes que se
comporten adecuadamente; lo malo es que ellos tienen ojos y oídos y se forman
en la escuela de sus mayores.
Sé que nada va a cambiar mucho pero el fútbol es un
deporte importante y ubicuo, es seguro que influye en las actitudes de niños y
adolescentes y mucho de lo que nos ofrece no es precisamente una buena
influencia. Atentos papás y mamás, que nuestros hijos jueguen está bien pero que no olviden
nunca que su fútbol es un juego y en
el juego uno básicamente se divierte. Amén
El fenómeno fútbol y todo lo que le rodea, me tiene perpleja. Desde esos sueldos amorales, pasando por las deudas con hacienda que parece ser que nadie reclama, alucinada con que un pais entero se detenga porque hay un partido, indignada por el gasto en seguridad que sale de nuestros bolsillos porque se asume que llegarán autobuses llenos de adultos que romperán cabezas y destrozarán plazas, Iracunda ante la impunidad de los clubes...Ya se que me he ido del tema central Luis, pero me he quedado muy a gusto.
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