El Dr. Jesús Eirís es Neuropediatra y entre sus áreas de interés están los trastornos del neurodesarrollo como es el TDAH.
Una autoridad de la neuropediatria española, un trabajador incansable y una grandísima persona. Gracias Jesús.
1 Dr. Eirís, leo y escucho a menudo críticas poco
fundadas sobre el TDAH (Trastorno por déficit de Atención e Hiperactividad)
incluyendo la negación de su existencia. ¿A que es debido el reiterado rechazo
a aceptar este trastorno?
A mi juicio
responde a varias razones que podrían resumirse en un profundo desconocimiento
de lo que es el TDAH y lo que implica no sólo para el propio afectado sino para
la familia y la sociedad en sí misma. Es fácil entender que si una persona
tiene síntomas como tos o fiebre, respira mal o tiene la tensión alta se acepte
un problema médico como responsable de
dichas manifestaciones. Si los síntomas son no centrarse adecuadamente, distraerse,
no saber controlar los tiempos, tener una deficiente capacidad organizativa o
mostrar dificultades o imposibilidad para regular la conducta para dirigirla
hacia metas no inmediatas, o mostrar un grado elevado de actividad motora o
impulsividad, siempre se puede aludir a una forma de ser que se puede modular a
voluntad, a vagancia o a mala educación.
Puede comprenderse que las personas que no tienen vinculación alguna con
las neurociencias desconozcan o pongan en duda su existencia y que para los
síntomas mencionados propongan explicaciones alternativas, alejadas de un
padecimiento de base biológica y siempre culpabilizando a quien lo padece o a
su familia. Lo que resulta sorprendente es que se formule la misma percepción
desde personas que por su teórica formación y responsabilidad deberían de
enfrentarse a los diagnósticos y por lo tanto a las manifestaciones que los
sustentan con una visión científica y no crítica, desde el desconocimiento y la
negación de las evidencias. Sin información no debería de existir opinión y si
de algo se dispone en relación al TDAH es de información científica.
2. . En pocas palabras ¿nos podría definir el TDAH y
como se diagnostica?
El TDAH puede
definirse con un trastorno que afecta al autocontrol, es decir, a la capacidad
de dar respuesta a lo que ocurre en nuestro entorno o en nosotros mismos de una
forma reflexiva y flexible. Tener un adecuado autocontrol implica ser capaz de
inferir las consecuencias de nuestros actos, de trabajar cara a metas lejanas, de demorar gratificaciones
inmediatas, controlar los distractores de nuestro entorno o seleccionar prioridades entre otras funciones
que denominamos ejecutivas, en cuya alteración está la base del TDAH. Las
manifestaciones que tomamos para el diagnóstico incluyen una agrupación
variable de síntomas en dos dominios específicos: déficit de atención e
hiperactividad/impulsividad. Cuando los síntomas están presentes durante más de
6 meses, en más de un ambiente y conllevan una repercusión negativa a nivel
académico, social u ocupacional dejan de ser una anécdota o peculiaridad en la
vida para convertirse en un problema. El diagnóstico, pues, implica una
entrevista dirigida a la identificación de los síntomas propios del TDAH, con
datos obtenidos de al menos dos fuentes, y valorando el impacto de los mismos
en la vida del afectado.
¿Existen bases
neurobiológicas en la génesis de este Trastorno? ¿Se conocen las causas que lo
originan?
Cada vez conocemos más las bases del TDAH aunque,
como ocurre para la práctica mayoría de los problemas médicos en general y
neurobiológicos en particular, quedan múltiples incógnitas por resolver. Lo
importante, a mi juicio, es que los resultados obtenidos desde diferentes
enfoques, bien estudios neuropsicológicos, estudios de imagen cerebral estática
o funcional, estudios de activación cerebral en reposo, estudios
electrofisiológicos, estudios genéticos, estudios sobre el impacto de diversos
factores ambientales o incluso estudios de diálisis cerebral en experimentación
animal, confluyen todos ellos y se articulan como las piezas de un puzzle para
ayudarnos a conformar un modelo
entendible sobre el que se explica la regulación de la atención, la motivación
y los aspectos cognitivos y emocionales de la conducta humana. Podemos decir,
entrando en las bases biológicas, que la
expresión de los síntomas que conforman
el TDAH viene mediada por una alteración
en las funciones ejecutivas que a su vez ocurre en respuesta a una
disregulación en la conectividad funcional (neurotransmisión) y/ conectividad
anatómica en redes neuronales
fronto-estrío-parieto-cerebelosas y que para la mayoría de los afectados
tiene una base genética, lo que no es
óbice para que sus manifestaciones puedan modularse en función de determinados
condicionantes ambientales.
3.
A los padres creo que les interesaría saber cuáles
son las consecuencias más comunes de un TDAH no tratado. ¿nos podía decir algo
sobre ello?
Las
implicaciones de un TDAH no tratado son variables en función de características
específicas de cada persona, del entorno en que se desenvuelva y de la edad del
paciente. Los problemas más comúnmente asociados al propio TDAH son una baja
autoestima y la penalización continua que sufren los afectados a lo largo de su
vida, viendo comprometidas sus expectativas académicas, sociales y familiares y un incremento sustancial en el
riesgo de accidentes, abuso de sustancias o precariedad laboral. Por otro lado,
es muy común que exista repercusión por otros procesos que en muchas ocasiones
concurren con el TDAH y que se llaman trastornos comórbidos al TDAH. Incluyen
problemas específicos de aprendizaje, siendo el más frecuente la dislexia,
trastorno oposicionista desafiante, trastorno de conducta y tics entre otros. Es más frecuente que
también se presenten problemas de lenguaje o de coordinación precisando cada
uno de ellos una intervención específica.
4.
¿Cuál o cuáles son los tratamientos actuales?
En España
disponemos de un arsenal de fármacos en expansión pero todavía más limitado que
el presente en otros países. En este momento disponemos de 3 preparados
farmacológicos en dos familias de fármacos diferentes: 1) Estimulantes: metilfenidato –con diferentes formas de
liberación del medicamento y con presentaciones comerciales diferentes- y lisdexanfetamina, que es en realidad lo
que se conoce como Profármaco y que se basa en una liberación controlada de su
principio activo, ya en la sangre, de forma que anula por completo la
posibilidad de generar adición. 2) No estimulantes: atomoxetina. Todos ellos
están destinados a mejorar la forma en que las neuronas de localizaciones
cruciales se activen de forma que puedan desempeñar su función. 3) Pronto
estará disponible en España la guanfacina, dentro de los no estimulantes.
5.
Muchos padres e incluso algunos profesionales
hablan de los efectos secundarios del tratamiento farmacológico como algo
sumamente peligroso ya que debe usarse por años y algunos lo consideran como
una “droga”. ¿Hasta qué punto es peligroso el uso de la medicación habitual en
el TDAH?
Como con
cualquier fármaco, el médico ha de conocer en profundidad sus indicaciones,
características, contraindicaciones y efectos secundarios. Desde esta premisa
no debemos de olvidar que los primeros tratamientos farmacológicos se han usado
en el año 1937 y desde entonces se han seguido utilizando hasta hoy. En la
experiencia propia y la de los compañeros de profesión implicados
profesionalmente con el TDAH así como lo que se desprende de todas las
evidencias científicas –abrumadoras- disponibles, hablamos de fármacos con un
elevadísimo perfil de eficacia y seguridad. Cuando se usan de forma racional,
con controles evolutivos de dosis y minimizando algún efecto adverso que pueda
aparecer (en especial pérdida del apetito al mediodía y retraso en la
conciliación del sueño para los estimulantes y somnolencia y molestias
gástricas para los no estimulantes) la tolerabilidad suele ser excelente. Ello
no implica que no debamos de informar sobre posibles efectos adversos, que
implican controles de peso, talla y tensión arterial y actuar en consecuencia
si se establece alguna alerta al respecto.
La información
ha de ser veraz y alejada de alarmismos injustificados. Las personas que
mantengan afirmaciones descalificadoras sobre el potencial peligro de estos
fármacos, a los que se refieren como “drogas”, deberían de aportar datos
concretos que avalen esta postura así como argumentos críticos a los datos científicos objetivos.
Hay algún
avance reciente en el conocimiento y tratamiento del TDAH?
Se están
llevando a cabo múltiples vías de investigación en el campo del TDAH. La
literatura científica ha experimentado un auge exponencial en los últimos años.
Se trabaja en las bases neurobiológicas y ya existen múltiples evidencias de
las áreas cerebrales implicadas en el TDAH. En este sentido, resultan altamente
esclarecedores los datos disponibles sobre el grosor de la corteza cerebral de
los afectados y la demostración de que en un grupo de ellos el volumen cerebral
reducido experimenta normalización con el paso de los años. Este hallazgo abre
puertas interesantes para conocer el funcionamiento cerebral y da explicación
al hecho de porqué en muchos afectados el dicho popular de que el tiempo jugará
a favor y que al final el proceso remitirá tiene su parte de verdad. Resultan
de gran interés los estudios que analizan la activación de diferentes
estructuras cerebrales cuando se realiza una actividad concreta y, en especial,
las grandes diferencias que existen entre los que presentan TDAH y los que no.
Es altamente reconfortante, en este sentido, las evidencias de mejoría con
recuperación de la función bajo el efecto del tratamiento farmacológico. Desde
una óptica diferente, analizando la “no función” es decir, registrando lo que
ocurre en el cerebro cuando éste no está involucrando en una actividad
cognitiva –es decir, en reposo- vemos que existe una diferencia sustancial en
la forma en que se conectan las diferentes estructuras del cerebro entre sí,
con muy baja conectividad para los que presentan TDAH. Cuando no hacemos nada
hacemos muchas cosas, salvo que tengamos un TDAH.