¡Non fuyades cobardes
e viles criaturas que un solo caballero os acomete! (D. Quijote acomete los
molinos de viento)
Hay tres cosas que nos mueven: Uno, la gente que manda en el
más extenso sentido de la palabra, aquellos que siendo pocos acumulan el poder
sobre el mundo; dos, los mortales que se debaten entre vidas grandes o
miserables, y que poseen un poder mínimo (aunque bastante gente cree que tiene mucho)
y uniendo estos dos mundos tan desiguales está en tercer lugar la manipulación
de los primeros sobre los segundos. Esta manipulación tiene a su vez dos
solidarios equipos: la riqueza, la política y un tercer poder que es la información
a través de los medios de comunicación. Estos medios están siempre a favor de
la élite aunque no sea su propósito porque les interesa tenernos hundidos, sin ánimo, sin respuesta; la información importante puede ser
negada por el poder para que jamás llegue a los interesados; las élites del
poder manipulan la realidad o la verdad y la convierten en una salsa que
estimula en las masas los sentimientos de oposición, aversión y odio (leer la
prensa o ver la TV o Facebook generan odio porque nos describen o muestran solo
todo aquello que es horrible, doloroso e injusto siendo como es que en el mundo
las malas acciones son infinitesimales en comparación con las buenas y honradas
actividades de los seres humanos).
El desprestigio forzado del arte, la filosofía o la
literatura es la manera más o menos flagrante con que los políticos servidores
de las élites intentan conducir a los ciudadanos a una sociedad creyente, acrítica
y dócil; una sociedad líquida (Z. Bauman)
en la que cualquier substancia pierde su identidad al disolverse en un universo
homogéneo e ignorante. Se habla de las sociedades plurinacionales pero no son
tales, el poder no gusta de matices, quiere consumidores estándar, que todos
beban Coca Cola, que todos trabajen 8 horas que todos sean cristianos, que
todos hagan en definitiva la misma parodia. Levemente los humanos (diferentes
modos de vivir) se revuelven contra los que quieren borrar sus señas de identidad.
El Poder de la minoría que es sin embargo idéntica en sus propósitos a pesar
del sistema político, sociedad, raza o religión no ceja en su empeño de
uniformizar y aplanar a los “demás” aún a sus propios conciudadanos. Lo que es
uniforme se maneja mejor, es más fácil de empaquetar, de mover, de destruir. (La
temible Globalización entendida como alienación universal)
Sin embargo hay tanta bondad en el mundo, tantas acciones
productivas y solidarias… millones de padres criando y cuidando a sus hijos,
millones de hombres y mujeres que se ayudan entre sí, que trabajan con dolor y
amor, que se desvelan por los que sufren, que lloran a sus muertos, médicos
curando a sus enfermos, investigadores que calladamente descubren cosas que nos
hacen la vida más fácil, obreros que construyen nuestras casas, pescadores que
pescan para que podamos alimentarnos, niños y jóvenes que estudian, que
quieren, que maduran y mantienen la ilusión en el futuro…
Sin embargo debemos reaccionar, nos han inoculado el virus
de la depresión, quieren vernos dóciles y .........., aunque han fracasado, no tienen límite y forzarán las cosas para resestablecer las cotas de poder perdidas y eso será a costa de la gran masa social, los épsilon de ese "Mundo Feliz" que nos propone el capitalismo salvaje, Ellos
siempre estarán a flote. Nuestro enfado no les importa: dejemos de leer y
escuchar sus noticias, de pretender estar al día (¿cambia algo de un día o un
mes para otro?) por contra, leamos libros de ficción, de aventuras, de
filosofía, no veamos la TV veamos películas, videos musicales, escuchemos
música, pintemos, escribamos cuentos, leamos poesías, contemplemos y caminemos a través de nuestros paisajes, hablemos de proyectos, hablemos de cosas sencillas, riamos, de3scansemos del barullo mediático, Preguntaros: ¡Adonde voy con tanta prisa? … Ellos no van a cambiar
pero tu si estarás mejor formado-informado menos enfadado y serás más feliz.
Una minoría gloriosa dará la batalla (la desigual batalla) y
tendrá que recibir nuestro apoyo, un apoyo que luchará contra el odio la desidia la desesperanza. Nos necesitarán alegres y
positivos (como se dice ahora). Esos en los que creo y a los que quiero apoyar son los jóvenes.
A por ello.
Amén
A por ello.